- Blanqueo en Argentina: los bancos se preparan para dar respuestas a las múltiples consultas de los clientes
- La medida anunciada elimina los requisitos clásicos de un blanqueo tradicional (declaraciones juradas, penalidades), habilitando el blanqueo de dinero de origen ilícito, incluidos delitos financieros
- La información oficial ha dado espacio para múltiples confusiones y falsas expectativas, y las instituciones financieras deben preparar sus líneas de comunicación
Argentina ha lanzado un nuevo capítulo en su agitado historial financiero con la reciente presentación del Plan de Reparación Histórica de los Ahorros de los Argentinos, promovido por el ministro de Economía, Luis Caputo. Aunque desde el Gobierno se insiste en que “no es un blanqueo, sino un cambio de régimen”, las características del programa despiertan serias preocupaciones en la industria, tanto desde el punto de vista de la operatoria bancaria como desde el institucional, y también desde la perspectiva del compliance.
Básicamente, la medida elimina los requisitos clásicos de un blanqueo tradicional —como declaraciones juradas, penalidades y límites—. El anuncio oficial sugiere que el ingreso de capitales no declarados a los bancos será bienvenido sin que el estado investigue si son producto de evasión fiscal, corrupción u otros delitos financieros graves.
El economista Pablo Tigani es académico e investigador, reconocido por sus libros y sus análisis en medios periodísticos internacionales, y está al frente de una consultora que asesora a empresas del rubro automotriz, de telecomunicaciones y bancarias, entre otras. Consultado por Frecuencia Money, el experto calificó la medida como un «experimento sin precedentes«, y advierte que lejos de fortalecer el sistema financiero, podría consolidar una peligrosa deriva hacia la informalidad estructural.
Un experimento sin marco legal firme
Según analiza Tigani, el programa no cuenta con respaldo parlamentario y se basa únicamente en un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). Esta falta de institucionalidad crea un entorno volátil, sin reglas claras para quienes decidan ingresar fondos al sistema. Incluso en escenarios donde los capitales sean inicialmente aceptados, su estabilidad jurídica podría verse comprometida ante un eventual cambio de signo político o judicial.
Riesgos reputacionales y macroeconómicos
Para el economista Tigani, el concepto de “todo dólar es bienvenido” es una consigna que podría convertir a Argentina en un paraíso fiscal informal. Las consecuencias de esta política podrían resultar muy negativas:
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Aislamiento de organismos multilaterales y mercados internacionales que demandan transparencia.
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Freno a las inversiones institucionales, que priorizan jurisdicciones con estándares AML/KYC claros.
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Posible fomento de la criminalización económica, al abrir la puerta al ingreso de fondos del narcotráfico, contrabando y trata de personas.
¿Oportunidad o señal de alarma?
Desde la óptica del negocio financiero, una medida como esta podría parecer, a simple vista, una oportunidad para captar liquidez y ampliar la base monetaria formal. Pero sin control, sin reglas y sin distinciones, la línea entre la inclusión financiera y la penetración del sistema por capitales de origen ilícito es sumamente delicada.
La banca y el ecosistema fintech de la Argentina se enfrentan a una encrucijada: aprovechar una potencial ola de capitales o preservar la integridad y sostenibilidad del sistema financiero. En palabras de Tigani, “la posibilidad de blanquear capitales sin identificar su origen es una bomba de tiempo financiera, política y moral”.
Qué implica la medida para bancos y fintechs
Desde la perspectiva de las entidades financieras formales, el esquema abre múltiples interrogantes:
- Sin trazabilidad ni justificación de origen, el ingreso de fondos al sistema se vuelve riesgoso.
- Desafíos para el cumplimiento normativo (compliance)
La banca está obligada a respetar marcos regulatorios locales e internacionales como el GAFI, Basilea III y normativas de prevención de lavado de dinero. Incluir en sus balances fondos cuya procedencia no puede verificarse representa un riesgo reputacional y operativo significativo. - Clientes cumplidores desincentivados
¿Qué incentivo queda para los clientes bancarizados que tributan y declaran sus activos si el Estado premia, sin condiciones, a quienes no lo hicieron? La medida erosiona la confianza en la equidad del sistema financiero.
Para los líderes del sector, la pregunta clave no es si ingresarán más dólares, sino qué tipo de dinero se quiere bancarizar, bajo qué condiciones y con qué consecuencias a mediano plazo.