- El 86% de los clientes argentinos reparte sus finanzas entre múltiples actores
- Cómo responden los bancos tradicionales y fintechs en un mercado concentrado, y a la vez, fragmentado
Con usuarios que gestionan en promedio más de tres cuentas financieras, el sistema bancario argentino enfrenta un cambio estructural. Para las instituciones financieras, adaptarse no es una opción: es una urgencia estratégica. En Argentina, el cliente financiero ya no es exclusivo de ninguna empresa. La multibancarización se convirtió en la norma.
Todos estos datos se desprenden de lo que indica el informe “Retos para los players financieros en Argentina”, de la consultora VML.
El usuario bancarizado promedio opera con 2,7 entidades, y entre quienes usan fintechs o neobancos, ese número trepa a 3,5. Esta dinámica plantea un nuevo tablero para bancos tradicionales, fintechs y proveedores de servicios financieros: un usuario más informado, más exigente y con menos tolerancia a la fricción.
De la fidelidad bancaria al portafolio personalizado
El modelo de “mi banco de toda la vida” se está desdibujando. Hoy, el 86% de los usuarios argentinos reparte sus finanzas entre múltiples actores. La elección ya no se basa exclusivamente en confianza o historia. Se define por la propuesta de valor concreta: beneficios, agilidad, costos, experiencia digital y, cada vez más, personalización.
Las fintechs como Mercado Pago (81% de penetración), Naranja X y Ualá crecieron al ofrecer soluciones enfocadas en la simplicidad y el beneficio directo. Pero lo notable es que, a pesar de este avance, la principalidad sigue en manos de la banca tradicional, que conserva peso gracias a su amplitud de productos, capacidad de otorgar crédito y acompañamiento a lo largo del ciclo de vida del cliente.
La experiencia digital ya no marca la diferencia
El 84% de los usuarios utiliza la app bancaria cada semana. No es un lujo ni un valor agregado: es el mínimo necesario. Cerca del 60% califica su app con 9 o 10, sin diferencias claras entre bancos, lo que indica que la competencia real se trasladó del canal a la propuesta.
Las entidades que quieran destacarse deben dejar de pensar en términos de “digitalización” y enfocarse en integración inteligente, beneficios tangibles y estrategias segmentadas. En un mercado donde todos tienen apps que “funcionan bien”, la pregunta pasa a ser: ¿qué más ofreces?
Clientes más sofisticados, exigencias más altas
Quienes operan con múltiples entidades tienden a contratar más productos: tarjetas de crédito, cuentas de ahorro, préstamos e incluso tarjetas departamentales. Esto sugiere una oportunidad clara para el cross selling inteligente: diseñar paquetes de productos que reconozcan esta multivinculación y la conviertan en lealtad.
Sin embargo, la lealtad no está garantizada. El 20% de los usuarios afirma que cambiaría de entidad si encuentra una mejor propuesta. En este contexto, la fidelización ya no se compra con una buena tasa o una campaña publicitaria: se gana con consistencia, agilidad y soluciones reales.
¿Dónde está el punto ciego?
El 28% de los internautas sigue sin estar bancarizado. Las razones son conocidas: desconfianza, falta de necesidad percibida y altos costos. Pero para el sistema financiero, este segmento representa más que un desafío social: es una oportunidad de mercado mal aprovechada. El perfil predominante es joven, femenino y de bajos ingresos. ¿Por qué nadie ha logrado ofrecerle una solución convincente?
Para los players del sistema (bancos, fintechs, desarrolladores de soluciones tecnológicas, emisores, aseguradoras, etc.), este nuevo mapa de consumo impone una agenda urgente:
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Modelar estrategias de producto en base a datos reales de uso multientidad.
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Invertir en interoperabilidad para evitar convertirse en silos desconectados.
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Replantear la fidelización con lógicas de marketplace y beneficios tangibles.
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Explorar alianzas no tradicionales para atraer a segmentos hoy fuera del sistema.
El sistema financiero argentino no necesita más apps: necesita mejores propuestas. En un escenario donde la multibancarización es la norma y la fidelidad es volátil, la clave estará en cómo cada actor entiende su rol en el ecosistema, no como dueño del cliente, sino como parte de una red que debe sumar valor real en cada punto de contacto. El que lo entienda primero, no ganará un cliente. Ganará relevancia.