- 1 de cada 7 votantes en USA cuenta con criptoactivos
- Un estudio señala que corporaciones de criptomonedas han gastado 119 millones de dólares buscando influir en las elecciones en Estados Unidos
En el panorama político de Estados Unidos, las criptomonedas han pasado de ser una tecnología marginal y mal interpretada a convertirse en un elemento crucial en las estrategias electorales.
En este ciclo electoral, los comités de acción política independientes respaldados por la industria cripto, que pueden recaudar fondos sin límites para apoyar a candidatos o causas específicas, están desempeñando un papel significativo al apoyar a candidatos de ambos partidos. Sin embargo, es el Partido Republicano, y en particular Donald Trump, quien ha intentado capitalizar el conflicto entre la industria cripto y los demócratas, presentándose como el “candidato cripto”.
Trump ha sido un crítico ferviente de las políticas del gobierno de Joe Biden, que ha intensificado el escrutinio regulatorio sobre las criptomonedas. Este movimiento ha sido visto como un intento de posicionarse como el defensor de la industria cripto, aprovechando la creciente desconfianza hacia los demócratas.
El poder de las criptomonedas en las elecciones de USA
La encuesta reciente de la Universidad Fairleigh Dickinson respalda esta estrategia, mostrando que la mitad de los usuarios cripto en EE. UU. planea votar por Trump, en comparación con el 38% que apoya a la candidata demócrata, Kamala Harris. Esto resalta un cambio significativo en la influencia política de las criptomonedas, donde “uno de cada siete votantes posee criptomonedas”, según los investigadores.
La creciente influencia de la industria cripto en la política no es solo un tema de retórica. Según el informe “Big Crypto, Big Spending” de Public Citizen, las corporaciones de criptomonedas han gastado una cifra récord de $119 millones en influir en las elecciones. Este gasto sin precedentes refleja tanto el rápido crecimiento de la industria como su ambición política.
De hecho, las criptomonedas ahora representan el 15% de todas las contribuciones corporativas divulgadas, una cifra que subraya su importancia en el panorama político actual.
La apuesta de la industria cripto en las elecciones de 2024 tiene un trasfondo claro: el futuro de las regulaciones en Estados Unidos. Si los candidatos pro-cripto logran triunfar en noviembre, es probable que veamos un esfuerzo renovado para suavizar las regulaciones y facilitar la integración de las criptomonedas en el sistema financiero. Esto podría incluir una mayor claridad regulatoria, la aprobación de leyes que favorezcan el crecimiento de la industria y una posible expansión del uso de criptomonedas en transacciones cotidianas y sistemas financieros más amplios.
Sin embargo, este enfoque pro-cripto también tiene sus riesgos. La falta de una regulación estricta podría dar lugar a mayores riesgos para los consumidores, como fraudes o pérdidas financieras debido a la volatilidad inherente a las criptomonedas. Por lo tanto, el debate sobre el equilibrio entre regulación y crecimiento será un tema central en los próximos años.
En conclusión, las criptomonedas y las elecciones en USA están demostrando cada vez el poder de la tecnología para y el dinero que las impulsa para tratar de influir en la vida cotidiana.
La postura de los candidatos hacia las criptomonedas podría influir en el resultado de las elecciones y en el futuro de la regulación financiera en el país. Con millones de dólares en juego y el respaldo de una base de votantes cada vez más influyente, la industria cripto está preparada para dejar una huella duradera en la política estadounidense. Según el informe de Public Citizen, el gasto de la industria cripto en esta elección no tiene precedentes, lo que refuerza la importancia de este tema en el ciclo electoral actual.
Criptomonedas y Bitcoin, un poco de historia
El origen del Bitcoin y las criptomonedas está estrechamente vinculado a la crisis financiera de 2008, un evento que sacudió la confianza en las instituciones financieras tradicionales. En ese contexto, el 31 de octubre de 2008, una figura anónima, conocida bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, publicó un documento titulado “Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System”. Este whitepaper introdujo la idea de una moneda digital descentralizada, que no requería intermediarios como bancos o gobiernos para realizar transacciones. En enero de 2009, Nakamoto lanzó la red Bitcoin al minar el primer bloque, conocido como el “genesis block”, marcando así el nacimiento de la criptomoneda.
Bitcoin se basa en la tecnología blockchain, una cadena de bloques que registra todas las transacciones de manera transparente y segura, sin depender de una autoridad central. Esta estructura descentralizada es lo que diferencia al Bitcoin de las monedas tradicionales, ya que permite a los usuarios realizar transacciones directamente entre sí, eliminando la necesidad de intermediarios financieros. Además, la oferta de Bitcoin está limitada a 21 millones de monedas, lo que contrasta con las políticas monetarias inflacionarias de muchas monedas fiat.
La creación de Bitcoin también sentó las bases para el surgimiento de otras criptomonedas, comúnmente conocidas como “altcoins”. A medida que la popularidad de Bitcoin creció, surgieron nuevas criptomonedas que buscaban mejorar o diversificar las características del sistema original. Ethereum, por ejemplo, introdujo la idea de los contratos inteligentes, que permiten la ejecución automática de acuerdos sin necesidad de intermediarios. Otras criptomonedas, como Litecoin y Ripple, se centraron en mejorar la velocidad y la eficiencia de las transacciones.
El surgimiento de Bitcoin y las criptomonedas ha tenido un impacto significativo en diversos sectores, incluido el comercio ilegal. Un ejemplo infame es Silk Road, un mercado en línea que operaba en la darknet y que permitía a los usuarios comprar y vender bienes y servicios ilícitos, utilizando Bitcoin como método de pago. Aunque Silk Road fue cerrado por las autoridades en 2013, su existencia subrayó el potencial de las criptomonedas para facilitar transacciones anónimas, lo que atrajo la atención de los reguladores y alimentó el debate sobre la legalidad y el control de las criptomonedas a nivel global.
Desde entonces los criptoactivos han dejado de ser un tema marginal para convertirse en un factor determinante en las elecciones de Estados Unidos.