- Aunque las remesas sostienen a millones de hogares en América Latina, su potencial como herramienta de inclusión financiera no se aprovecha por completo.
- Dialogamos Alejandro del Río, que analiza el tema en profundidad
- Más de 160 mil millones de dólares se movilizan cada año, pero estos servicios financieros aún no generan desarrollo
Cada año, más de 160 mil millones de dólares en remesas cruzan fronteras dentro de América Latina y el Caribe. El dinero enviado por migrantes sostiene la economía de millones de hogares, pero, según expertos, el verdadero potencial de ese flujo aún está lejos de aprovecharse: podría ser un motor de inclusión financiera, pero hoy sigue siendo, en gran parte, una operación de supervivencia.
Un reciente informe de Paymentology, compañía especializada en procesamiento de pagos, advierte que más de 120 millones de personas en la región permanecen fuera del sistema financiero formal, lo que limita la adopción de soluciones digitales y la capacidad de usar las remesas como punto de entrada a productos financieros más amplios.
Un ecosistema en transición
El estudio, realizado junto con una plataforma informativa colega, muestra que el mercado de remesas en la región atraviesa una etapa de transición entre la digitalización y la persistencia del efectivo.
La mayoría de los envíos sigue dependiendo de canales híbridos: un 42% de las instituciones combina operaciones físicas y digitales, mientras que menos del 15% canaliza más de la mitad de sus remesas directamente a tarjetas.
Este rezago digital refleja, según los analistas, una brecha de acceso que va más allá de la tecnología: muchas familias receptoras carecen de cuentas bancarias o herramientas básicas para administrar esos fondos.
En diálogo con Frecuencia Money, Alejandro del Río, director regional para Latinoamérica de Paymentology, comenta las claves para la próxima ola de inclusión financiera: «Estamos en un punto de inflexión para el ecosistema de remesas en América Latina, que ya no deben entenderse como simples transferencias de dinero, sino como un canal estratégico para la inclusión financiera. Desde Paymentology, identificamos varias tecnologías que están marcando la pauta para esta nueva etapa». Y detalla: «En primer lugar, los pagos instantáneos y la interoperabilidad con infraestructuras locales –como SPEI en México o Pix en Brasil– permiten que cerca del 95% de las transferencias lleguen en menos de 24 horas. Otro elemento clave son las tarjetas digitales y wallets multimoneda, que facilitan recibir, gastar y ahorrar remesas sin fricciones ni altos costos transaccionales. Esto es especialmente relevante en segmentos que históricamente han permanecido fuera del sistema financiero formal». A ello se suma el uso de Inteligencia Artificial (IA) y herramientas de verificación de identidad digital, que agilizan procesos de registro, fortalecen la seguridad y reducen riesgos de fraude. Estas soluciones son particularmente útiles en América Latina, donde millones de personas aún no cuentan con identificación formal. «Finalmente —comenta del Río— vemos un creciente interés en stablecoins y monedas digitales de bancos centrales (CBDC), que podrían contribuir a operaciones transfronterizas más rápidas, seguras y económicas, siempre bajo marcos regulatorios claros».
De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, las remesas hacia América Latina y el Caribe sumaron 161 mil millones de dólares en 2024, lo que muestra el potencial de estas tecnologías para bancarizar a millones de personas en toda la región.
“El desafío ya no es la velocidad de envío, sino construir infraestructura financiera y productos inclusivos que transformen cada transferencia en una oportunidad”.
Transparencia y educación financiera
Uno de los datos más reveladores del informe es que solo el 19% de las instituciones financieras comunica claramente los costos y comisiones de envío. Esta falta de transparencia erosiona la confianza del usuario e impide comparar opciones o aprovechar servicios digitales que podrían resultar más convenientes.
El 68% de las remesas en la región tiene como destinatarios familiares directos —un segmento que requiere soluciones simples, seguras y adaptadas a sus realidades económicas. Sin embargo, el mercado sigue priorizando la inmediatez sobre la educación financiera o el acceso a productos complementarios, como microcréditos o seguros.
Más allá del envío: el reto de crear valor
Para los especialistas, el futuro de las remesas en América Latina pasa por convertirlas en una puerta de entrada al sistema financiero. “Quienes logren transformar las remesas en un ecosistema integral de servicios estarán liderando el cambio. El reto no es mover dinero, sino construir oportunidades y confianza en cada envío”, señala Del Río.
En una región donde el flujo migratorio no da señales de disminuir y donde millones de hogares dependen de estos recursos, el desafío está planteado: hacer que cada dólar enviado no solo llegue rápido, sino que rinda más y abra la puerta al progreso económico.






