- Aunque las remesas sostienen a millones de hogares en América Latina, su potencial como herramienta de inclusión financiera no se aprovecha por completo.
- Digitalización, transparencia y acceso real al sistema bancario, algunos de los déficit penddientes
- Más de 160 mil millones de dólares se movilizan cada año, pero estos servicios financieros aún no generan desarrollo
Cada año, más de US$160 mil millones en remesas cruzan fronteras dentro de América Latina y el Caribe. El dinero enviado por migrantes sostiene la economía de millones de hogares, pero, según expertos, el verdadero potencial de ese flujo aún está lejos de aprovecharse: podría ser un motor de inclusión financiera, pero hoy sigue siendo, en gran parte, una operación de supervivencia.
Un reciente informe de Paymentology, compañía especializada en procesamiento de pagos, advierte que más de 120 millones de personas en la región permanecen fuera del sistema financiero formal, lo que limita la adopción de soluciones digitales y la capacidad de usar las remesas como punto de entrada a productos financieros más amplios.
“El desafío ya no es la velocidad de envío, sino construir infraestructura financiera y productos inclusivos que transformen cada transferencia en una oportunidad”, afirma Alejandro del Río, director regional para Latinoamérica de Paymentology.
Un ecosistema en transición
El estudio, realizado junto con una plataforma informativa colega, muestra que el mercado de remesas en la región atraviesa una etapa de transición entre la digitalización y la persistencia del efectivo.
Aunque el 78% de las transferencias ya llega a destino en menos de 24 horas, la mayoría de los envíos sigue dependiendo de canales híbridos: un 42% de las instituciones combina operaciones físicas y digitales, mientras que menos del 15% canaliza más de la mitad de sus remesas directamente a tarjetas.
Este rezago digital refleja, según los analistas, una brecha de acceso que va más allá de la tecnología: muchas familias receptoras carecen de cuentas bancarias o herramientas básicas para administrar esos fondos.
Falta de transparencia y educación financiera
Uno de los datos más reveladores del informe es que solo el 19% de las instituciones financieras comunica claramente los costos y comisiones de envío. Esta falta de transparencia erosiona la confianza del usuario e impide comparar opciones o aprovechar servicios digitales que podrían resultar más convenientes.
El 68% de las remesas en la región tiene como destinatarios familiares directos —un segmento que requiere soluciones simples, seguras y adaptadas a sus realidades económicas. Sin embargo, el mercado sigue priorizando la inmediatez sobre la educación financiera o el acceso a productos complementarios, como microcréditos o seguros.
Más allá del envío: el reto de crear valor
Para los especialistas, el futuro de las remesas en América Latina pasa por convertirlas en una puerta de entrada al sistema financiero.
“Quienes logren transformar las remesas en un ecosistema integral de servicios estarán liderando el cambio. El reto no es mover dinero, sino construir oportunidades y confianza en cada envío”, señala Del Río.
En una región donde el flujo migratorio no da señales de disminuir y donde millones de hogares dependen de estos recursos, el desafío está planteado: hacer que cada dólar enviado no solo llegue rápido, sino que rinda más y abra la puerta al progreso económico.