Nu vs. Banorte: la batalla por liderar la banca digital en México

  • Banca digital en México: Nu avanza como el principal retador digital del sistema bancario mexicano. Dejó atrás su estatus de Sofipo y se convirtió en el primer neobanco 100% digital con licencia bancaria completa en el país

  • Banorte apuesta por el poder de marca y su transformación digital para competir concentrando esfuerzos en retener confianza y ampliar servicios digitales sin perder presencia física

Nubank vs. Banorte. Adquisiciones, restructuraciones, licencias bancarias: en este informe se analizan las últimas movidas de estas grandes instituciones, en el despliegue de sus estrategias para liderar el mercado mexicano.

Banorte tomó una decisión que podría cambiar su rol en el ecosistema fintech: comprar el 100% de RappiCard. El movimiento refuerza su ambición de posicionarse como líder en banca digital y marca una respuesta directa al avance imparable de Nu, la fintech brasileña que ya recibió la autorización de la CNBV para obtener licencia y operar como banco.

La adquisición del 44.28% restante de RappiCard, por 50 millones de dólares, representa mucho más que una transacción financiera. Es una apuesta estratégica de Banorte por recuperar terreno frente al crecimiento de los neobancos y, especialmente, frente al ascenso de Nu.

La estrategia Banorte: músculo bancario con rostro fintech

Desde su nacimiento, RappiCard buscó romper esquemas. En su primer año en México, captó más de un millón de usuarios con una tarjeta de crédito sin comisiones, aprobaciones rápidas y una experiencia 100% digital. Sin embargo, la morosidad alcanzó niveles preocupantes: 3.3% en 2023, por encima del promedio bancario nacional. Eso forzó a Banorte a ejercer mayor control.

Al cerrar la compra total de RappiCard, el grupo financiero mexicano envía un mensaje claro: quiere escalar su presencia en el segmento joven, digital y urbano, sin renunciar a las reglas del juego bancario. El plan es integrar tecnología, análisis de datos y experiencia de usuario con la infraestructura y regulación que exige el sistema financiero mexicano.

Banorte no juega solo a ganar usuarios. Juega a retenerlos. Con esta integración, podrá usar su músculo financiero para ofrecer créditos, seguros y productos de inversión personalizados, apalancados en los hábitos digitales que ya rastrea RappiCard. También podrá ajustar su gestión de riesgo, optimizando sus algoritmos para reducir la cartera vencida.

Sin embargo, este movimiento de Banorte trae una sombra consigo: la reestructuración de Bineo, el primer banco digital de México que acumulaba pérdidas millonarias y alta morosidad, al igual que RappiCard.

¿Puede un banco tradicional volverse ágil?

Esa es la gran pregunta. Banorte apuesta por una especie de hibridación: conservar su solidez regulatoria y su acceso a fondeo barato, pero operar con la agilidad de una startup. Sin embargo, transformar una cultura corporativa anclada en procesos jerárquicos y esquemas tradicionales no es trivial.

Por eso la compra total de RappiCard es tan significativa. Le da a Banorte autonomía sobre los equipos de producto, tecnología y experiencia de usuario. También le permite rediseñar la oferta sin fricciones con el socio colombiano.

El reto será no sofocar la innovación con la burocracia. Si logra mantener la frescura de RappiCard mientras escala la operación, Banorte podría construir una plataforma digital de crédito que compita de tú a tú con los neobancos.

Nu pisa el acelerador: de fintech a banco

Mientras Banorte afina su maquinaria interna, Nu avanza con paso firme. En marzo de 2024, recibió autorización oficial para operar como institución de banca múltiple en México. Dejó atrás su estatus de Sofipo y se convirtió en el primer neobanco 100% digital con licencia bancaria completa en el país.

Con esta licencia, Nu puede ofrecer cuentas de débito protegidas por el IPAB, otorgar créditos respaldados por el sistema bancario, y competir directamente con bancos tradicionales y fintechs por igual.

El respaldo regulatorio no es el único factor que refuerza su posición. Nu ya invirtió más de 1,4 billones de dólares en su operación mexicana. Tiene 3.6 millones de clientes activos y ha captado otros 6.4 millones como titulares de su cuenta digital, acercándose a los 10 millones de usuarios en total.

El efecto Nu: presión sobre todo el ecosistema

El avance de Nu pone presión en dos frentes en la banca digital en México. Por un lado, empuja a otras fintechs a acelerar su transición hacia modelos más regulados y robustos. Ualá, Klar y Mercado Pago ya iniciaron trámites para convertirse en bancos o instituciones de crédito con licencia plena.

Por otro, obliga a los bancos tradicionales a reinventarse. La eficiencia operativa de Nu —hasta 20 veces mayor que la de los grandes bancos, según sus propios reportes— revela cuán vulnerable es el modelo bancario tradicional ante plataformas más ligeras, automatizadas y centradas en el cliente.

Nu vs. Banorte: la batalla por la banca digital en México

El duelo Nu vs. Banorte no se trata solo de tecnología. Se trata de confianza, escalabilidad y experiencia de usuario.

Banorte apuesta por su legado, su red de sucursales, su fondeo barato y su conocimiento del mercado mexicano. Con la compra total de RappiCard, busca capturar a los usuarios más digitales sin perder su esencia como institución sólida y confiable.

Nu, en cambio, apuesta por la transparencia, la simplicidad y el diseño centrado en el usuario. Su estrategia se basa en construir productos intuitivos, con reglas claras y sin letras pequeñas. Lo ha hecho con su tarjeta de crédito, su cuenta de ahorro con rendimiento automático y su app diseñada para facilitar el control financiero.

Ambos tienen ventajas. Banorte tiene capital y estructura. Nu tiene velocidad y empatía con el usuario joven.

El mercado decidirá. México sigue siendo un país sub-bancarizado: más de 40 millones de adultos no tienen acceso a servicios financieros formales. Eso significa que hay espacio para crecer sin canibalizar necesariamente a otros jugadores.

Sin embargo, el liderazgo lo ganará quien logre tres cosas al mismo tiempo: escalar rápido, mantener la confianza del usuario y ofrecer productos útiles con costos competitivos.

En ese tablero, el choque Nu vs. Banorte representa más que una rivalidad empresarial. Es la señal de que el sistema financiero mexicano vive una reconfiguración profunda, donde los modelos híbridos, las alianzas estratégicas y la innovación continua definirán al ganador de la próxima década.

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