Entrevista: Raymundo Guerrero, Country Manager de Pomelo

Raymundo Guerrero conversó con Frecuencia Money sobre su visión de la industria, la crisis del presente, los desafíos que visualiza a futuro y el impacto de la inclusión financiera en la vida de las personas.

Ya empezamos a palpitar algunos de los temas que se debatirán en la Fintech Summit Latam, en la que tendremos el placer de tenerlo como orador.

 

Raymundo Guerrero pronto cumplirá 2 años como Country Manager en México de Pomelo, la startup argentina reconocida por el Foro Económico Mundial como una de las 6 empresas del mundo con mayor capacidad de generar un impacto positivo en la sociedad, por su aporte innovador.

Con un sólido background profesional que incluye experiencia como profesor universitario de finanzas, y un fogueo intenso trabajando para marcas tales como Coca Cola o Mercado Libre, Raymundo tuvo la generosidad de compartir su visión sobre muchos de los temas que se debaten en la industria fintech actualmente, y que tenemos el placer de publicar para los lectores.

¿Cómo defines la misión de Pomelo? Te desafío a que se la expliquemos a personas que no pertenecen a esta industria.

Raymundo Guerrero: Pomelo es una empresa latinoamericana que desarrolla soluciones tecnológicas innovadoras de Cards, para que fintechs y empresas en proceso de transformación digital lancen y escalen servicios financieros en América Latina, de forma ágil y segura. 

El Foro Económico Mundial distinguió a Pomelo como empresa pionera a nivel tecnológico, pero el propósito de esa distinción fue identificar empresas que tuvieran un impacto real en el desarrollo económico de los países. ¿Cómo traducirías ese impacto?

RG: Nuestra tesis de negocio presupone que la industria de servicios financieros opera sobre tecnología desarrollada en las décadas del 80/90, cuando, en realidad, el mundo ha cambiado dramáticamente.
Esto quiere decir que las empresas de tecnología están transformando la industria. Los unicornios suelen ser (o aspiran a ser) regionales; los usuarios tenemos nuevos hábitos de consumo (por ejemplo, cambiando las sucursales físicas de los bancos por los teléfonos); e incluso existen activos digitales que décadas atrás eran impensados, como las criptomonedas. Esta nueva realidad requiere de una nueva y moderna infraestructura regional. Por eso, es que decidimos crear Pomelo.

Nuestra principal innovación consiste en modernizar y regionalizar la infraestructura que utilizan los sistemas financieros en los diferentes países de América Latina, reemplazando los desarrollos de las décadas del 80/90 por tecnología moderna y regional.
De hecho, es la primera vez que se construye una infraestructura regional que permite que una misma empresa expanda su negocio fintech a múltiples mercados, atravesando diferentes jurisdicciones, distintas regulaciones y distintos hábitos de consumo de los usuarios locales.
Los clientes de Pomelo pueden exportar su propuesta de valor en cuestión de meses, (en vez de los 5 o 7 años que les llevó a otras empresas muy exitosas).

Las fintech comenzaron a atender a un enorme segmento de la población mundial que no tenía acceso a productos ni servicios financieros. ¿Cómo se mide este gran cambio?

RG: Incluir en el sistema financiero o bancario a las personas es sumamente importante para el crecimiento económico de un país. Actualmente, América Latina ofrece en promedio una inclusión financiera del 75%. Sin embargo, cada país tiene una realidad muy diferente por distintos motivos; entre los más comunes: la informalidad de trabajo, el bajo score de crédito y los procesos burocráticos de los bancos.

Según un estudio del Banco Mundial & Global Findex, a partir de la pandemia de Covid-19, la adopción de servicios financieros digitales creció en un 40% a nivel mundial.

Esto significó un cambio en el manejo de las finanzas de muchas personas, ya que comenzaron a abandonar el uso de efectivo y a sumar a su operatividad -entre otros productos-, las billeteras virtuales, que en su mayoría son ofrecidas por fintechs.
El nivel de crecimiento de las fintechs ha contribuido a la bancarización e inclusión financiera de las personas. Además, al no tener grandes requisitos para el ingreso, los usuarios suelen elegirlas por sobre las bancas tradicionales. Por eso, en un marco de plena expansión, considero que hoy las fintech cuentan con un rol fundamental a la hora de diseñar mensajes y campañas capaces de estimular la educación financiera de grandes segmentos de la población. Hay una necesidad muy fuerte de información y es fundamental que la sociedad pueda contar con ella a la hora de acceder a todo lo que esta industria tiene para ofrecer.

En este contexto de retracción de la economía global, hay un debate acerca del financiamiento de las startups, en torno a las que han priorizado el crecimiento sobre la rentabilidad. ¿Tienes una opinión al respecto?

RG: 2022 fue un año de tensión geopolítica, inflación global, tasas de interés altas, vaivenes en las mayores bolsas del mundo; todo un escenario que resintió al ecosistema emprendedor, pero del cual hay mucho que aprender. Estamos frente a un nuevo punto de partida en la industria tecnológica. Estas situaciones acomodan la balanza de proyectos y empresas que realmente no tienen un plan o un modelo de negocio sustentable.
Hoy, la supervivencia de las startups exige volver a mostrar muchísima credibilidad y rentabilidad, donde se resuelven problemas reales y con modelos de negocios sólidos.

¿Qué desafíos ves de cara al futuro para tu empresa? Y para el sector fintech en Latam, ¿qué se puede esperar?

RG: El 2022 fue un año de transición para el ecosistema fintech en América Latina, dejando atrás las grandes rondas de inversión y el crecimiento a cualquier costo que vimos en 2020 y 2021.
Hoy estamos frente a una nueva normalidad, en la que se valoran las empresas estructuralmente sólidas, con márgenes sanos y crecimiento sostenible en el tiempo. En consecuencia, vimos algunas empresas con dificultad para levantar capital, lo cual ha generado reducción de costos, despidos masivos e incluso cierres o adquisiciones forzadas.
Dicho esto, históricamente las mejores empresas de tecnología, aquellas que han logrado transformar industrias, se han creado e incubado en contextos como este.

“En Pomelo estamos convencidos de que tenemos una oportunidad única, y por eso seguimos enfocados en crear una nueva infraestructura de servicios financieros, la primera totalmente regional y en la nube de América Latina”.

 

Vamos a meternos con las polémicas que se debaten detrás de escena. Banca tradicional y fintech: ¿rivalidad, colaboración… o batalla campal?

RG: A medida que la tecnología se vuelve cada vez más central en la industria financiera, tendemos a considerar a los bancos y las nuevas empresas de tecnología financiera como fuerzas opuestas que luchan por su participación en el mercado. La realidad es que ambas partes se necesitan tanto, como también necesitan competir entre sí.

Por un lado, las nuevas empresas fintech han recibido fondos de los bancos y, a menudo, dependen de socios bancarios, de seguros y de back office para entregar sus productos principales.

Los bancos, por otro lado, han adquirido nuevas empresas fintech o han invertido en ellas para aprovechar la nueva tecnología y formas de pensar para mejorar sus operaciones y ofertas existentes.

Vamos a dejar, por un momento, al hombre de negocios y experto en tecnologías de lado. Raymundo, ¿puedes contarnos algo que hayas descubierto trabajando en la industria fintech que realmente te haya asombrado o sorprendido? ¿Algo que te haya impactado a nivel personal?

RG: Recuerdo mi primer día trabajando en Medios de Pago y del primer concepto que aprendí: “La diferencia entre un adquirente y un emisor”.
En ese momento no dimensionaba el potencial de la industria en la que me estaba metiendo. Conforme fui avanzando, empecé a entender la fuerza que tiene la generación de  inclusión financiera apalancando tecnología en pro de impulsar el desarrollo económico de un país. La correlación que existe entre países primermundistas y su nivel de inclusión financiera/tecnológica, no es casualidad.

Hoy soy testigo de miles de historias de personas a las que les ha cambiado la vida el recibir su primer crédito, tener su primera tarjeta o invertir sus primeros ahorros; así como también, del crecimiento y la expansión de pequeñas y grandes empresas, a través del uso de tecnología en medios de pago.

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